martes, 20 de mayo de 2014

Sarean. Las rederas de Hondarribia.

Gracias a la realización de mi instalación Sarean he podido conocer de primera mano el trabajo de las rederas, las mujeres que arreglan las redes que usan los pescadores en sus barcos cuando estas acaban rotas de tanto faenar. Como ya he comentado, para su elaboración cuento con la ayuda de Edurne, Carmen y Elena, rederas del puerto de Hondarribia. Pertenecen a la cofradía de este pueblo pesquero de Guipúzcoa, de los más bonitos del País Vasco, situado en la frontera con Francia. 

El trabajo de las rederas se divide básicamente en dos partes. Por un lado se dedican a arreglar las redes que serán usadas en la siguiente temporada de pesca y, por otro, aquellas que están siendo usadas y necesitan ser reparadas sobre la marcha para que los pescadores puedan seguir faenando. En este último caso, las rederas deben tener disponibilidad casi 24 horas ya que el barco debe estar en puerto el mínimo tiempo posible. Esto provoca que sus jornadas laborales puedan ser impredecibles y muy largas para poder acabar lo antes posible. Esta particularidad hace difícil que puedan compaginar su trabajo con cualquier otro, algo que para muchas mujeres sería necesario para poder subsistir por sí mismas. Hay que recordar que puede haber temporadas del año en las que no se pesca y por tanto ellas no trabajan, o que los barcos salen menos a faenar por las circunstancias que sean (mal tiempo, que las autoridades no lo permitan, etc), o que no se invierte en mejorar las redes o estas se estropean menos. Todas estas variables afectan directamente a su salario que es bajo de por sí. 

Desde hace relativamente poco tiempo en el País Vasco, que es el caso del que me he informado mejor, las cofradías cubren los gastos de su seguridad social durante todo el año, trabajen o no todos los meses. Otra de las mejoras significativas es que cuentan con mejores instalaciones para desarrollar su trabajo. Disponen de naves donde coser las redes de la siguiente temporada, con grúas para moverlas, sillas y enganches con los que evitar lesiones musculares. En el caso de las redes que se reparan sobre la marcha, algunas también disponen de naves aunque muchas veces no les queda más remedio que coserlas al aire libre, teniendo en cuenta que estas están mojadas y con restos de peces. Así es como cosían antiguamente y enganchando las redes a sus zapatos adoptando posturas poco ergonómicas.

En el siguiente vídeo muestro cómo puede ser una jornada tranquila para las rederas. Y digo esto porque los lunes, día que grabé a las de Hondarribia, se dedican a arreglar las redes de la siguiente temporada en la nave que disponen para ello. En este caso se trataban de redes "pequeñas" con las que pescar el cebo del bonito. El vídeo empieza con imágenes de cómo los pescadores recogen las redes grandes (que pueden llegar a medir medio kilómetro) que habían sido anteriormente reparadas por las rederas para volver al mar a faenar. 


Sin duda, el trabajo de las rederas es sacrificado y puede llegar a ser agotador físicamente. Aunque han conseguido mejoras en los últimos años siguen con ciertas carencias. Además de no tener una visibilidad social pareja al del hombre en este sector. Por ello cuando empecé a investigar sobre la figura de la mujer en la pesca sentí que sería interesante poder aportar mi grano de arena para que esta situación vaya cambiando.

A quien le interese conocer más sobre este tema, recomiendo estos dos trabajos: "La mujer en el ámbito pesquero donostiarra" realizado por José María Merino; y "Roles femeninos en la Bizkaia del siglo XIX: aproximación a la situación de la mujer en el mundo laboral en ámbitos pesqueros urbanos" por Mª Jesús Fernández Fonseca y Ana Isabel Prado Antúnez.

Por último comentar que para el vídeo he elegido la canción "Brodatzen ari nintzen" (estando bordando) versionada por el grupo vasco Haizea. Se trata de una canción marinera tradicional cuya letra traducida al español podéis leer en este otro trabajo "La música y el mar" de Jose Luis Ansorena Miranda. Haizea fue un grupo de folk progresivo de los años setenta muy interesante liderado por Txomin Artola, nacido precisamente en Hondarribia. Sus canciones sobre emociones y tradiciones vascas se alejaban de los mensajes políticos que otros grupos coetáneos profesaban. La canción usada forma parte del disco homónimo del año 1978. Tenéis más información sobre el grupo aquí.

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